'Titanic', la perfecta detectora de esnobs

Hace pocos días por fin nos ha llegado el primer avance del esperado regreso al cine de uno de los directores vivos más importantes. Por supuesto, me refiero a James Cameron y a su ‘Avatar’. Y ha habido reacciones para todos los gustos: a algunos les ha parecido un montaje espectacular de imágenes que comienza a confirmar la gran película que en teoría veremos en cines a finales de año (o principios del siguiente), a otros les ha decepcionado y están bastante seguros de que va a resultar un bluff total.

Personalmente, me parece una idiotez emitir juicios de valor sobre algo que no hemos visto, por mucho que nos entreguen traileres o avances. Pero ocurre una cosa curiosa: estoy seguro de que muchos ya están construyendo su futura idea acerca de la película. Allá ellos. Y en muchos comentarios que he leído se repite un cierto esnobismo que, de forma irónica, no observaba yo desde ‘Titanic’. El caso de Cameron, con ciertos esnobs, es más sangrante incluso que el de Steven Spielberg: muchos espectadores se divierten volcándose en sus prejuicios.

Y el lector se estará preguntando: “¿Massanet, alma de cántaro, a qué viene la cita en la cabecera del texto?”. Pues muy sencillo. Tarkovski hablaba ahí sobre la recepción en Venecia de ‘La infancia de iván’, su debut como director. Y demostraba una ironía y una inteligencia superlativas, diciendo una gran verdad y revelándose como un artista de un coraje inédito. En esta ocasión tuvo más suerte que Cameron, ya que un escritor, un opinador, decía algo en su contra con sensibilidad y sensatez.

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